Mar del Plata siempre estuvo cerca

Emiliano Pettovello Paladino
4 min readFeb 1, 2021
Foto propia

Mar del Plata siempre estuvo a la vuelta de la esquina. Te encuentres en el medio de La Pampa, en la puna jujeña o en el edificio más alto de Posadas. La feliz fue el epicentro que atrajo en la época de la gran inmigración a la alta sociedad inglesa, y hoy a toda la clase popular argentina que desea buscar una pequeña Buenos Aires pero con mar, mucho mar.

Los bolsos no estallaron, para nada, solo fueron tres días de puro relax en medio del centro marplatense. Partimos con amigos desde Tandil, ciudad que solo dista a 169 Km de la costa por la ruta nacional 226. A las 6:30hs con el sol y la brisa fría de centinelas, colonizamos la ruta a través del auto stop (una moda que empezó hace poco en Argentina).

Foto propia

Viajar en pandemia se tornó caótico, respetar los protocolos y evitar entrar en pánico constante nos obligó a mantener la calma al momento de partir rumbo a las mini vacaciones.

A lo largo del camino las sierras de Tandil dieron paso a cerros más bajos, planos en sus cimas. Ese era el indicio de que estábamos entrando a Balcarce. La ruta estuvo custodiada constantemente de lomas, subidas y bajadas empinadas y un paisaje que no tiene que envidiar nada a las islas británicas.

Dos peajes se cruzaron a medida que encendimos el motor, $140 aproximadamente fue el total de su coste. La verdad que valió cada peso ya que la ruta, la autovía y la iluminación están en perfecto estado.

La ciudad de Mar del Plata fue fundada el 10 de febrero de 1874 por Patricio Peralta Ramos y en pleno apogeo nacional se convirtió en un punto elegido por la aristocracia inglesa y nacional para vacacionar. Este estrato social dio forma a una localidad en la cual perderse en sus calles es como visitar un barrio anglosajón. Las fachadas combinadas de piedra y madera, techos a dos aguas con tejas color rojo fuerte y marcos de puertas curvas, permitieron que nuestra imaginación volase hasta los cuentos antiguos.

El coronavirus fue el rey de las veredas, las calles, las playas y todos los locales céntricos y no tan céntricos. Hasta la 1:00 am se permitió tener cada comercio abierto y si bien hubo boliches que funcionaron como “bares”, el número de turistas era angustioso.

“La feliz” no parecía tan feliz, “esto no es nada, para esta época del año no se podía caminar ni andar en auto por la ciudad” recordaba un taxista al señalar las veredas casi vacías.

El aire fresco de mar nos sorprendió y como siempre, el NH Casino Hotel, y los lobos marinos abrieron sus brazos a tres jóvenes que buscaban desconectar de la rutina. Pero por detrás se dejó entrever los carteles de “cerrado”, “en venta”, “ofertas”, “liquidación por cierre” y panfletos con obras teatrales donde invitaban a dos personas por $300. La necesidad de ganarle al invierno se había adelantado a enero.

A la hora de comer, cerca de la Plaza Mitre o por la tan reconocida calle Güemes, distintas cervecerías ofrecieron a nuestros paladares un conjunto de sabores, cervezas artesanales y buena temática como no se deja ver en las ciudades pequeñas. Una recomendación, La combibirrita en la esquina de Avellaneda y San Luís es ideal para quienes buscan tranquilidad y música en español. En una casa antigua se mezcla el estilo típico del lugar con obras de arte bohemias y con juegos de mesa que brindan al cliente. El ambiente nos obligó a quedarnos hasta pasadas las 00:00 hs.

Los gastos en la ciudad dependen del bolsillo de cada uno y una. Una cena en una cervecería cuesta cerca de $600 por persona, pero también existen los super, donde por el mismo precio podemos elaborar comidas a bajo costo. El hospedaje puede variar desde los $1.000 en campings hasta superar los $12.000 la noche en hoteles.

La gracia era pasarla bien, evitar el Covid y disfrutar de un lugar tranquilo, donde los marplatenses se dejaron ver por primera vez, coparon su territorio, llenaron sus playas y cafés. Apoyaron a los comerciantes y juntos a los turistas escasos, hicieron que la feliz sonriera un poco.

Foto propia

La vuelta fue en auto stop, el transporte total nos costó $1.100, nos dejaron en el lugar de alojamiento y por allí pasaron a buscarnos para volver a Tandil.

Mar del Plata pudo ser una pequeña Buenos Aires antes de la pandemia, pero este 2021 la desnudó. La sábana descubrió a personas en situación de calle, locales temiendo por su empleo, fiestas clandestinas, deporte a las 7:00 am frente a la costa. Pero sobre todo descubrió el amor y la esperanza del ciudadano de volver a ser lo que fueron. Una playa grande, una perla, la Bristol argentina que alguna vez lució su mejor vestido y copó teatros.

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Emiliano Pettovello Paladino
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