Modo argento

Emiliano Pettovello Paladino
3 min readDec 29, 2018

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Cerramos el 2018 con un nivel de inflación voraz, un dólar atrasado y una población más pobre que el año anterior. ¿Culpa de quién? de la clase política argentina, de los gobiernos corruptos y del oportunismo que jamás se logró erradicar.

En Argentina el 33,6% de la sociedad es pobre según datos de la UCA y un 6,1% es indigente. Estos porcentajes representan un total de 16,07 millones de personas que no tienen acceso a los bienes necesarios para subsistir.

Se deja un año catastrófico en cuanto a lo económico. No es nada nuevo, ya estamos cansados de escuchar a decenas de economistas y politólogos pronosticando el colapso.

Un dolar oficial a $38,83, el riesgo país en 811 puntos, las acciones argentinas en Wall Street temblando y el Merval con un cierre de 30.294 puntos. El peso Argentino devaluado a la mitad y la inflación rondando el 48%.

Desde el 2002 que nuestro país no sufre una inflación tan alta, pero que no se aleja de los números como en el año 2014 de 38%. Realemtente un cáncer que no dejó libre el bolsillo de los argentinos.

La frutilla del postre fue el acuerdo con el FMI por un préstamo “stand by” dejando las arcas del Estado endeudadas hasta que las vacas vuelen. El INDEC indicó que a los más de cuarenta millones de ciudadanos argentinos nos pesa un total de U$s 254.980 millones.

En el año entrante se espera que el PBI se ajuste tres puntos, hayan aumentos en los servicios básicos y en combustibles. Mientras quienes deben ayudar realmente a los trabajadores siguen ocupando esporádicamente las bancas de un Congreso que cada día ruega por un poco más de interés en los más necesitados.

Un congresista cobra en mano aproximadamente $85.000 y sumado a los ingresos no remunerativos, se eleva a más de $100.000. Existen quienes supuestamente solo cobran lo que estima la canasta básica y lo demás lo donan. Acá los sueldos son paupérrimos y quienes ocupan cargos públicos de mando deben dar el brazo a torcer y realmente ajustar sus ingresos.

Sectores estratégicos como la industria y la construcción cayeron a niveles muy bajos en comparación al florecimiento que se registró durante el 2017. Aquí solo se espera la ayuda del campo y un tirón divino que baje del cielo y nos envíe las inversiones esperadas.

Entre tanto hubo días de alegría donde la marcha a favor de la interrupción voluntaria del aborto llegó bajo dictámenes democráticos a ser discutida en las bancas del Congreso de la Nación.

Hallaron el submarino ARA San Juan, el G20 fue exitoso en cuanto a organización y acuerdos. Se abrieron nuevos caminos de exportación para nuestros productos a nivel mundial y el petróleo de Vaca Muerta nos da la esperanza de impulsar la economía.

Desde que Argentina es Argentina me atrevo a decir que la corrupción embistió a la clase social y política de nuestro país, pero al menos la democracia triunfó y varias personas fueron juzgadas como se debe.

Somos de no creer en la justicia y tenemos nuestras grandes justificaciones, pero así también lo bueno se reflejó en la lucha de la mujer líder de un mundo desigual en cuanto a géneros. Se ganaron frentes de batallas y otros muchos faltan conquistar, así nos convertimos en la vanguardia dentro de América Latina.

No hay que caer en la desesperanza ni tampoco retroceder a líderes mesiánicos que se creen más poderosos que el mismísimo pueblo. O volver a un voto castigo que nos deje representantes de la extrema derecha como sucedió en Brasil. Basta de vivir en un pasado constante y apostemos por un presente mejor, que asegure un futuro real y no “mágico”.

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Emiliano Pettovello Paladino
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